sábado, 17 de septiembre de 2016

Tiempo (Smells like teen spirit)

Nos falta tiempo. Nos falta tiempo para dar un temario; y se dan prisa en dárnoslo. Nos falta tiempo para aprender, pero también para estudiar y vomitar datos en nuestra próxima hoja de examen. Nos falta tiempo para aprender un idioma y poder usarlo. Nos falta tiempo para nuestras aficiones y para desarrollarnos como personas. Nos falta tiempo entre clases, apuntes y trabajos, además del tiempo que perdemos (del que nos falta) en preocuparnos por un futuro incierto, en cierta manera. Porque lo que sí podemos saber seguro es que cuanto más tengamos, más nos va a hacer falta tener más, si queremos “llegar a algo”, si queremos explotar nuestro potencial. Nos falta tiempo para saber cuál es nuestro potencial y qué es lo que realmente nos hace felices. Nos falta tiempo para pensar y compartir nuestros pensamientos. Y preocupaciones. Nos preocupamos demasiado en soledad, y perdemos más tiempo en ello.
Nos falta tiempo para dormir e, incluso, a veces para salir de fiesta. O para tomar algo. O para ver una maldita película con nuestros seres queridos. Perdemos tiempo en sentirnos mal cuando nos dice “¿Qué preocupaciones tenéis ahora los jóvenes? Ahora lo tenéis todo. Podéis ser lo que queráis”. Nos falta tiempo para conocer qué es lo que verdaderamente queremos. Nos sobra tiempo para pasarnos horas y horas labrando un futuro que quizás esté en la cola del paro laboral de nuestro país. Nos falta tiempo para preocuparnos y luchar por esta situación inaceptable. Nos sobra tiempo de votaciones sin remedio que no cambian nada. Nos falta tiempo de situaciones cotidianas. Nos falta tiempo para cambiar el mundo y salirnos de un camino trazado. A la cola del paro (sí, otra vez). Nos sobra tiempo de momentos desesperados sin esperanza, de angustia propia, angustia política, angustia social. Nos falta tiempo para crearnos una mente clara y abrumarnos al encontrar ese momento en el que te das cuenta que, por mucho que aprendas, más incalculable es lo que ignoras. Nos falta tiempo para disfrutar de ese instante.
 Nos sobra información a veces, y nos falta interés las mismas veces. Nos sobran datos inservibles en nuestro cerebro para después darnos cuenta que nos sentimos vacíos. Nos falta algo, y no sabemos qué es. “Os falta saber lo que es trabajar” nos dicen los mayores. “Os falta una temporada en la mili”. Nos falta algo por lo que merezca la pena luchar, porque sentimos que las dosis de humanismo y pensamiento social están desapareciendo. Nos falta sentirnos colectivos, a nivel humano (dejemos la política para esas maravillosas posibles terceras elecciones). Nos falta pensar que luchamos para algo y que nuestra lucha es verdadera, aunque distinta a la de tiempos pasados.

Nos falta tiempo para saber disfrutar de un instante de libertad en nuestras vidas, sin la presión que cada día cargamos en nuestros hombros. Por nuestro futuro incierto, por la sociedad, por el país, por el mundo, por el medio ambiente… “¿Y a ti qué te va faltar, cuando has nacido con todo?”. 


(09.16: No todo en la vida contemporánea son "ninis")

domingo, 11 de septiembre de 2016

Punto Final (Psycho)

Desastres de la naturaleza capaces de destruir en un preciso momento. Por eso eres sublime, en el sentido más siniestro y desagradable de la palabra. La intensidad es extrema, pero el peligro son las repeticiones, a pesar de que piensas que ya ha acabado todo. Cuando estás tranquila y despreocupada vuelve, y se va, como la versión más cobarde de las fuerzas sísmicas. Sin opción a ver destrozo. Es la frialdad de un proceso que no tiene sentimientos, que no tiene fondo, solo superficie. Algo que es incapaz de  general algún tipo de compasión, por mínima que sea. Que yo sea víctima no es la razón por la que tengáis que sentir pena por mí. Por mi interior, por mi cabeza dolorida, mi ansiedad descontrolada o mi alma fragmentada. Realmente me recompongo porque, dentro de mí, existe un calor reconfortable. Ese tipo de calor que sientes cuando amas y eres correspondido. Y no me refiero a parejas sentimentales. Me refiero al amor fraternal, entre hermanos de sangre y esas personas que llegan a tu vida y sabes que puedes adoptarlos como hermanos mestizos. El amor de unos padres que confían en tus capacidades, aunque en algunos momentos tú no lo hagas. Esas personas que son los pilares en los que te apoyas con seguridad cuando estás a punto de desmoronarte. 
Más bien sentir pena por esas personas que son incapaz de amar, porque enfermaron de ambición; una ambición que les llevará hasta lo que quieren sin importar cómo. Algo que te consume por dentro, algo que destroza lo poco de humanidad que queda. Que te deja helado para siempre, aunque sigas con vida. Una enfermedad que te vacía. Me compadezco, pero jamás podré hacer más. Si existe un Dios que te perdone él, al fin y al cabo soy humana y no tengo tanta fuerza sobrenatural. Ni paciencia. Ni capacidad de olvidar. Cuando tiras una piedra debes estar seguro de lo que haces, porque quizás no todo salga como quieras. Si esperas que puedan devolvértela deberás conocer en profundidad a tu contrincante, porque a veces el mejor arma es la indiferencia. Pasar la página sin importar nada más que uno mismo. Decir el adiós más definitivo y sellarlo todo en la memoria. Esto es el punto. Y final.

(9.9.16: 8:30 - Vas a coger un resfriado con el frío que tienes en tu interior)
"So you want the world to stop,
Rushing to watch your spirit fully drop,
From the time you were a Psycho, groupie, cocaine, crazy"