jueves, 30 de noviembre de 2017

Las espigadoras

Abuela, hoy te he recordado como cada día de mi vida. A pesar de que hace mucho tiempo que no estás conmigo, yo sigo aquí, recordándote, queriéndote y admirándote. ¿Sabes? Ahora los enormes aparatos que llamaban ordenadores ya pueden ser pequeños y trasportarse en nuestras mochilas. Yo tengo uno, con él cojo apuntes en la Universidad. Hoy todo es tecnología, abuela. A veces creo que el mundo se volverá menos humano con cada año que pase, que la comunicación y las relaciones sociales serán a través de lo digital, y olvidaremos lo que son las conversaciones espontáneas que te hacen sentir viva. 
Hoy te he recordado abuela, porque en ese ordenador portátil (así se llaman) tengo de fondo una fotografía de Las espigadoras de Millet. Quizás ese nombre no te suene, pero si te digo que es el original de una de las reproducciones de los cuadros que tenemos en el salón sí lo sabrás. Es el de las tres mujeres espigadoras ¿te acuerdas? Tú lo compraste. Ese cuadro ha estado presente, junto el Ángelus, que es el de los campesinos rezando en el campo. Hoy te podría decir muchas cosas de esos cuadros, abuela. Cosas que tú no sabías cuando lo compraste, lo más dulce e inocente es que lo compraste porque te gustó ver reflejado el trabajo de los campesinos en un cuadro. Ese cuadro es del siglo XIX y tiene un gran trasfondo histórico-artístico. Pero para mí también tiene un trasfondo de nuestra historia. Ese cuadro es lo que miraba cuando venía del campo con papá y mamá, da igual si era de regar las viñas, de vendimiar, de recoger sarmientos... Ese cuadro estaba ahí, como una tarea agrícola que nunca acaba. También estaba presente cuando comencé a estudiarme el alfabeto griego para el Bachillerato de humanidades. Y cuando estudiaba cada tarde de verano las asignaturas que me quedaron en segundo de carrera (algo que me hizo dudar si de verdad debía estar en la Universidad). Estaba ahí durante toda mi infancia, durante mi adolescencia y cada vez que vuelvo a casa. 
Un día le dije a mamá que tuviste un gran gusto, porque reflejaste algo tan básico como querer ver una representación de un trabajo duro que tú hacías y que para nada estaba bien visto. Ese cuadro refleja un trabajo de manera real, sin caer en recargados elementos inventados. Nadie trabaja en el campo con sus mejores galas, ni está limpio, ni le parece una evasión de las preocupaciones del ser humano. Trabajan por su tierra, para que ésta sea fértil, para que se pueda recoger un fruto, para sobrevivir. Le preocupa su tierra, la sequía, el granizo que dañe sus plantas. 
Me gustaría contarte que ese cuadro lo realizó un pintor francés, y que en Francia hubo una reina que se construyó una granja porque quería ser "campesina" unas horas al día. Pero el trabajo duro lo hacían los criados, limpiando los huevos de las gallinas para que ella los recogiera bien limpios y bonitos. Me gustaría decirte que muchas teorías para una mejora de campesinos y obreros las llevaron a cabo burgueses que no habían sufrido en carnes propias esa vida. Me gustaría decirte que esa parte de la sociedad sigue importando poco, a pesar de que se llame a la Revolución para mejorar sus vidas. Pero estas vidas siguen sin ser importantes para la sociedad.
Me gustaría darte las gracias, porque miraba ese cuadro muchas veces, especialmente cuando me sentía perdida. Y encontraba algo de mí, de ti, y de la humanidad en él. Y recuerdo algo de mi infancia, cuando aún estabas conmigo, esas vendimias en familia. ¿Sabes? Era muy feliz, tanto que no lo sabía. 
Hoy todo es más complicado, abuela. Todo ha cambiado, la vida se acelera cada vez más. Me sigues haciendo tanta falta como cuando te fuiste a ese viaje de nunca volver. Solo quería decirte, que no creo que fuera casual que eligieras ese cuadro, puede que, con comprarlo, sembraras en mí la semilla de intentar profundizar en su belleza y su enigma. Y cada vez que me siento angustiada me sigue gustando volver a mirarlo, volver a recurrir a ti, abuela. 
Ojalá hubieras sido eterna. 

jueves, 20 de abril de 2017

Lavanda (Helynekem)

A veces para aclararse,
en esta vida imparable,
lo mejor es sentarse
y simplemente observarla;
incluso sin mirar.

(03.2017: Los días de cabeza traen dolores de viento)

jueves, 6 de abril de 2017

Sentencia (Run boy run)

Irónicamente mi justicia fue injusta:
te pasé por alto los más graves delitos,
te dejé libre y sin fianza
 y, cuando estabas fuera, fuiste tú el que me condenó.
Y eso a ningún otro se lo hubiese permitido.


(24.2.17: Fui injusta contigo, en el fondo lo sabía. E incluso, desde la distancia del tiempo y sentimientos, duele)

miércoles, 22 de marzo de 2017

Musa Euterpe

Acompañante en negras horas,
de las que si pueden jamás te dejan sola,
iluminando cada destello de vida
con tanta oscuridad como encierra una misma.

Inmaterial ilusión humana,
de distintas formas y la misma idea
hermana de una misma,
madre común a la de los poetas.

Compañera de duras travesías.
Sombra en la soledad.
Luz en la felicidad.

A veces das el aliento
que sólo nutre al alma;
haces renacer cuando creemos apagarnos.
Eterna, siempre eterna, por más allá de los siglos.

Inmaterial e inmensa
en el interior de almas apasionadas.
De distintas formas te manifiestas
aunque sólo seas símbolos en líneas
cuando eres materia.
A veces callas en fuertes silencios,
y otras te vistes de sonidos que valen por dos.

Das sentido a los pasos
que vuelan sobre la razón,
con ritmo corporal
en danzas de todo tipos.

Das sentido a las emociones
imposibles de explicar,
a los sentimientos
que en ocasiones provoca un lugar,
una persona,
la memoria.
Eres tú.

Te debemos vidas,
momentos,
la lucha inefable de los miedos,
días y noches.
Tú siempre eres acompañante.
Música, inspiradora y sanadora,
te comunicas con nuestra psiqué,
musa Euterpe.

(2014: "Me convertí en un vagabundo sin ti. A mí mismo me perdí" - https://www.youtube.com/watch?v=HJ4StQlGu3Y&index=1&list=RDEMMCYPxNFSh3qIR1-b0WmXlQ )

miércoles, 22 de febrero de 2017

El juego de quién da más.

Me confundiste. Mis armas nunca fueron las tuyas, nunca creí que la venganza fuera una respuesta de justicia contra una injusticia. Pero me abofeteaste sin mirarme, me ignoraste sin olvidarme y ni siquiera pretendía que me quisieras. Simplemente pretendía no ser extraños en apariencia, extraños que un día se leyeron el alma y se lamieron las heridas, extraños que conocen cada rasgo de nuestros rostros, cada brillo de nuestros ojos. 
Me heriste en los acuerdos de paz, lo reconozco, me quedé perdida ante el shock. Lo reconozco, no podía reconocerme. Ni siquiera me sentía defraudada, en el fondo lo esperaba, pero seguía con la esperanza de que actuaras como esperaba que en el fondo fueras. Jamás alguien me dio tanto la razón sin decirme nada. Hice bien en acabar, aunque nunca acabaste. Siempre supiste cómo presionar mi corazón y dejarlo al borde de su muerte. 
Me confundiste y ni siquiera pude verlo. Ya no sentía nada, pero sabía que tampoco me merecía eso. Me confundí, porque creía que existía la justicia en el fondo, y pensé que la venganza sería la manera de ponernos a la misma altura. Pero te diré una cosa: repetir los errores del otro nos dejaría a la misma altura, pero del suelo. Y puede que mi vida no brille de estabilidad y éxito, pero sigo donde quiero; en vanguardia, en primera línea de guerra. Siempre intentaré que mis armas jamás pretendan herir, sino sanar. Ahora es cuando comprendo que no existe juego en el que nos ganarnos el uno a otro, me libro de eso. Existe la vida, el trayecto, la lucha personal. Y nunca más podrás jugar conmigo, ni confundirme, porque hace tiempo que me retiré del juego.

(Males pasajeros: sí, caerán).

lunes, 6 de febrero de 2017

Quiérete joder.

A veces me definen como hielo.
Mi piel es cálida, mis ojos y mi pelo también. Pero hablando de lo más profundo del alma, dicen que me he congelado.
Y puede que tengan razón.
Si "alguien" se acerca, la fría barrera se interpone.
Lo sé, mi corazón hace mucho que permanece congelado.
Pero, ¿sabes lo mejor? El hielo lo ha mantenido vivo, debajo de esa capa gélida continúa latiendo.
Y quien de verdad lo toque será porque, realmente, quiera sentir su latido.


(16-17. Querida Yo: Y lo que venga ya se verá después).

viernes, 20 de enero de 2017

Sensaciones (The promises you'll only make)

Hoy es uno de esos días vacíos. El nihilismo lo llena todo, si es que eso es posible. Me quedo en silencio, intentando escuchar los engranajes del tiempo, no entiendo bien la razón. Supongo que es un estúpido acto de comprensión metafísica, de lo que la vida y el tiempo significan. De modo que me siento en el sillón. Es invierno, percibo el frío a pesar de la calefacción. Mis pies, de fríos que están, parecen clavados en el hielo de Siberia, sin importar cómo los intente templar. Mi torso desprende el calor que me aporta un grueso jersey de lana. Es así como intento comprender el silencio, de la única manera que sé: escuchando. 
No escucho engranajes de un reloj; el tiempo no es eso. Escucho voces y risas de los pisos de al lado, los coches que pasan por la avenida en la que se sitúa mi piso de estudiante. Alguien acaba de cerrar una persiana. Observo la luz cálida de la lámpara del salón. Siempre me ha parecido que el color naranja del sofá combina muy bien con esa luz. Pienso que aquí dentro siempre es otoño por su color. Al pensar en otoño pienso en las hojas que se caen de los árboles, en ese cosquilleo en la cabeza al hacerlas crujir. 
Alguien ha movido una silla.
Allá afuera es invierno. Esta semana parece que toda España está viendo la nieve. Yo la estoy esperando, y pienso que paso mi vida esperando. A veces me desespero por ello, pero me recuerdo "paciencia y tiempo". Es una extraña filosofía de vida, pero creo que es bastante sabia. Al fin y al cabo se puede seguir haciendo la vida mientras esperas esas chispas de magia.
Hoy espero la nieve. Quiero olerla y sentirla. Quiero mirar los copos caer y sentir eso extraño en mi corazón. Creo que es la Belleza. Deseo volver a verla. Me pregunto quién está escribiendo algo así ahora mismo. Si alguien sufre desasosiegos sin sentido como yo. Si alguien se ha enamorado del color burdeos que tienen las hojas de algunos árboles en la ciudad en la que estudio. Si alguien más espera la nieve y ese algo mágico. 
Una moto se acerca.
Me pregunto si alguna persona ha pensado en mí hoy, y no en un sentido tóxico, sino ligero y natural. Me pregunto si alguna vez he sido esa chispa mágica para alguien, y si han observado cómo mi pelo baila con un soplo de brisa. Querría saber si han observado que ese "misterio" que atesoro se debe en gran parte a mi interior en forma de abismo, con su paisaje de dudosas rocas y de infernales vacíos de miedo. Ojalá también aprecien los preciosos rayos de luz que nacen del fondo de ese abismo, fruto de la unión de la Esperanza, la Ilusión y la Valentía. Precioso trío, divina trinidad. Querría poder comprenderme a mí misma. 
Y ¿ahora mismo? Ahora mismo desearía saber qué hora es en Moscú, qué está diciendo un niño refugiado en este mismo instante, qué está cenando la reina de Inglaterra y hacia dónde se dirige esa ballena en lo profundo del océano. Y desearía comprender que todo está sucediendo en el mismo momento, en el mismo planeta, en este punto del tiempo en el que yo escribo esto en mi libreta, para luego reescribirlo en mi ordenador. 
Me pregunto si alguien más está pensando en lo arrebatador que es todo esto. Y si se ha dado cuenta que, hace unos segundos, todo se ha transformado en pasado.

(01.2017: 19. Between the bars... The potential you'll be that you'll never see)