martes, 15 de diciembre de 2015

Culpa

La culpa enemiga que con rabia aprieta corazones malheridos. La culpa de acciones sin pensar, lapsus que jamás serán solucionados. Que ya solo queda el dolor, la decepción con nosotros mismos. La vida, caprichosa, se vuelve para reírse y hacernos recordar cada fallo que hemos cometido en nuestro camino mientras nuestro corazón sigue sangrando con una sonrisa falsa a través de unos ojos que gritan de dolor ante la sin razón del destino.
Empatía buena para quien no la tiene. Empatía que machaca al que la posee. Demostramos tan poco siendo generosos mientras damos tanto que los egoístas se ríen de nosotros al llevarse el mérito de tan solo una buena acción. Tú, que por un error, jamás serás otra vez bueno. La sin razón otra vez.
Vuelve el otro lado negro. Vuelve del viaje tras mi espalda, que en fingido viaje se refugió mientras acecha cada paso. Vuelve melancolía con traje de noche. Vuelve melancolía con días nublados que tapan al brillante sol que acaricia tu piel, pero tú no lo ves. Nadie podrá salvarnos de nosotros mismos. Ni de nuestra consciencia, a quién la tiene.
Machacar a los demás no sirve de nada para acallar el vacío de un alma que sigue buscando. Y no encuentra, no parece encontrar un lugar donde ser. Un lugar donde liberarse. Tantas son las condiciones para vivir, ¿quién nos ha preguntado si estamos dispuestos?
Opresor destino que nos acorrala sin preguntar. Agradecidos les cantamos por no tener peor vida, como los de abajo. Almas martilleadas por miles de gritos. Llantos de niños. ¿Qué esperanza queda en un mundo que no escucha?
Nadie calma las penas. Ni Dios, ni partido. Ni tu conciencia, si es que tienes. Merecedores de errores de nuestros ancestros, acrecentados por los nuestros. Que desdichada Tierra que nos ve llorar, mientras ella muere cada día un poco más.

Y vuelven a brotan lágrimas de sangre. Qué fácil resulta caer en la desdicha. Ni esperanza verde ni marrón. Vuelven a las calles desazón bajo la careta de una persona tranquila. Pocos saben lo que guardamos. Pocos lo descubrirán. Quizás ni tú mismo. Esa desesperanza y violencia que a veces ejercemos contra nosotros mismos. Nos machacamos aún más que la vida misma. La culpa. Siempre ella. La culpa me saluda.

21/10/2014

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