sábado, 16 de enero de 2016

Fragmento atormentado.

No quiero ir, por dos.
Estoy sola, por todas las veces que lo estuve.
Sigo avanzando, pero no sé cómo.
Anhelo unos labios, pero no al dueño.
Quiero seguir, pero estoy paralizada.
Deseo hablar, pero no soy escuchada.
Sacrificarme siempre, para quedarme a solas con mi nada.
Vacío y terror.

Un artista en la pantalla, una letra en mi almohada.
El recuerdo que vuelve, el orgullo que avanza.
Y si vuelve, no volverá.
Y si me voy, ya nunca estaré.                 
O me comprendes o me odias.
Por ello siempre sola.

El sentimiento indescriptible de la revelación futura.
Tu esperanza levemente iluminada, en un pozo encerrada.
Porque no volverá a encenderse la suerte en un alma atormentada.

Y el mar suena, pero no escucho.
Y afuera brilla el sol, pero en el interior nieva.
El mundo se viene abajo, acompañando a los atormentados.
La muerte aparece en escena, en cada telediario.
Miedo, sangre, dolor y pena. Y miles de vidas que se niegan.

La vida se va, la vida no llena.
La vida es complicada, la suerte no llega.
Luna llena en la ventana, un cigarro que se quema.
Un pensamiento se ha escapado, por un segundo en la niebla.
Pero la pena nunca te deja, te acompaña a la libertad no inmediata.

No es fácil, nada lo es.

No es lo mismo, nunca lo fue.

11/15: Por el ahora y lo que está por venir.

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